Cómo ser abogado y no morir en el procedimiento
Cómo ser patrocinado y no fenecer en el procedimiento» fue el sugerente encabezamiento de mi intervención en la prisión del cauce de la Escuela de Práctica Jurídica de Asturias hace seis años largos. El video que recogió la reunión mereció mas de treinta mil visitas no obstante recibí muchas admoniciones para repetirla, liberada de los inconvenientes de acorde y de las demarcaciones de periodo de mi rápida intervención.
En consecuencia, he reiterado en foro doméstico la charla sustancialmente idéntica, aunque actualizada, con duración máxima de treinta minutos, de forma pausada y clara, en un intento de abrir los ojos a los abogado barcelona novicios (y no tan novicios) de la importancia del procedimiento judicial, ya que frecuentemente se considera la Cenicienta del juicio pese a que muchas veces se convierte en la princesa que decide el final feliz a quien sabe reconocer su valor.
Aquí queda esta fresca charla por si a alguien le interesa y quiere asomarse para comprender el mensaje que me gustaría transmitir a la generalidad de letrados de todos los órdenes jurisdiccionales. La importancia del procedimiento y el derecho procesal en los litigios.
Han transcurrido miles de años desde que la profesión de abogado fue creada como un oficio en la Antigua Grecia. Su inicio estuvo marcado por varios tropiezos y prohibiciones, entre ellos que los reos y las partes implicadas debían dar la versión de sus hechos sin la asistencia de un abogado, o en la antigua Roma, que en el año 254 a.c. se prohibió el cobro de honorarios por parte de los abogados y se limitó a 3 el número de abogados que podían defender una misma causa.
Por lo tanto, y como consecuencia de hechos históricos, la profesión de abogado penalista ha evolucionado y cambiado la forma de su ejercicio legal. En José María Castillo y Asociados, queremos compartir con usted cómo debe ser un buen abogado penalista. Esperamos le resulte interesante!
En nuestra firma de abogados constantemente nos preguntamos ¿Cómo podemos ser los mejores en nuestra pŕactica legal, de abogados penalistas?. En ese sentido, partimos de la definición de cuál es nuestra función principal y colocamos al cliente y sus intereses en el centro de nuestra actividad. Partiendo de ello, y sin ser lo único que tenemos en cuenta, los rasgos individuales y las características que le permiten a una persona desempeñarse de forma óptima en su labor, como buen abogado penalista son:
Gerencia de proyectos: la gerencia de proyectos consiste en la habilidad de fijarse en los detalles, en usar la tecnología en el día a día, en visualizar los riesgos, en trabajar bajo las limitaciones de tiempo, en ser decidido, consciente de las debilidades y en la capacidad de organizar cada uno de los asuntos encomendados.
Nos hemos dado cuenta que a medida que aumenta la complejidad de los casos, se presenta el desafío de administrar proyectos de manera efectiva. Mantener una perspectiva general, mientras se gestionan los detalles de la estrategia y se ajustan a una línea de tiempo, requieren este conjunto de habilidades que a menudo desafortunadamente no se consideran como parte del trabajo de los abogados pero que son fundamentales al momento de administrar y proteger los intereses de los clientes.
Habilidades comunicativas: la comunicación se puede analizar desde la perspectiva abogado-cliente y desde el desempeño del abogado al momento de ejercer su labor.
En la interacción entre el cliente y su abogado es vital que el abogado penalista sea fácilmente accesible y que pueda comunicar la asesoría legal de manera clara, leal y honesta. La comunicación efectiva le garantiza al cliente la comprensión de la ley, establecer si hay elementos de delito, las opciones de resolución del conflicto y/o los procedimientos penales y los posibles riesgos que pueden surgir durante el proceso judicial.
La buena comunicación facilita una relación cliente-abogado basada en la confianza y la necesidad de proteger la imagen en todo momento.
De igual manera, tener un desenvolvimiento en el lenguaje tanto oral como escrito, le permitirá a un buen abogado penalista expresar sus argumentos de manera clara, persuasiva y concisa ante los involucrados y las autoridades o funcionarios judiciales correspondientes. Los ejercicios de debate y de hablar en público pueden ser una buena estrategia para fortalecer esta habilidad.
Habilidades analíticas:comprenden la competencia de sintetizar hechos y normas, extraer los problemas relevantes y discernir cuáles tienen consecuencias jurídicas, además de la comprensión lectora crítica y el razonamiento legal necesario.
En consecuencia, se refiere a la comprensión integral del caso, un buen abogado penalista debe estar en la capacidad de poder estudiar cualquier situación y analizarla desde todos los puntos de vista. Por ejemplo, desde el punto de vista del fiscal, del juez, etc. También debe ser capaz de poner a prueba sus propios argumentos para establecer su solidez. Debido a la implementación de los juicios orales, el abogado debe ser capaz de analizar tesis y generar respuestas, coherentes y bien argumentadas en la inmediatez.